Los países compiten por tener cables submarinos anclados en sus costas, no sólo por la riqueza que ocasiona también por la mejora global de la conectividad que provoca.
En un mundo cada vez más conectado la necesidad de traer cables submarinos a los diferentes continentes creando una enorme red de fibra óptica en el fondo de los océanos, es algo fundamental para poder llegar por ejemplo a esta página. Se estima que el 1% del tráfico mundial de internet va por satélite y el resto, un 99% por cables submarinos.
A día de hoy nuestro país cuenta con 28 puntos de anclaje de cable submarino para realizar futuras instalaciones o en funcionamiento. Un negocio que busca inversores millonarios para obtener grandes beneficios a largo plazo.
[El Dato] Una infraestructura de red cuanto más nodos tenga es mejor, si falla uno dispones de otro. Por eso España tiene que traer todo el cable submarino posible.
Como ejemplo tenemos a Amancio Ortega, que más allá de conformase con disponer de Inditex adquirió capital de Telxius, una filial de Telefónica que se encarga de gestionar 30.000 torres de telefonía móvil y casi 90.000 kilómetros de cable submarino en todo el mundo. Este negocio originó 16 millones de beneficios en 2019 a Amancio Ortega.
El brexit puede afectar al Reino Unido que lidera este negocio en Europa y atraer más cable submarino a Francia, Portugal y el norte de España. Tenemos que estar preparados.
Nadie duda que España está en una posición privilegiada como puerta entre Europa y América o África hacia Oriente Medio. Ahora nos toca competir con países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Tailandia, India, China o Emiratos Árabes para traer este tipo de inversiones al país no solo por la riqueza que ocasionan, sino porque mejoran la latencia de las comunicaciones del propio país siendo un beneficio propio para sus ciudadanos.
