Los operadores estaban más pendientes de facturar por su propio servicio de mail que por innovar un mercado cambiante con los Smartphone como principal demanda.
Durante un tiempo las tarifas de correo push en tiempo real que permitían sincronizar correo, contactos y la agenda del terminal intentaron competir con Blackberry. Un servicio disponible en Movistar bajo Mail Movistar, en Vodafone bajo Real Mail y en Orange bajo Móvil Mail Orange cuyo precio era de 15 euros al mes, 18 euros en el caso del Real Mail de Vodafone en particulares.
Para forzar su contratación tiempo después los operadores sacaron tarifas reducidas, en el caso de Movistar lanzó Mail MS Reducida por 6 euros al mes, Vodafone Mail Plus por 6 euros al mes y Orange Móvil Mail por 3 euros al mes. Estas tarifas ofrecía un uso más limitado y básicamente permitían sincronizar correo sin opción de navegar con el terminal, un gran error.
En 2011 si un cliente quería disponer de correo electrónico en su móvil o bien adquiría un terminal Blackberry o bien cualquier otro compatible con el correo en tiempo real como el Nokia E72. Esta era la verdadera disputa del mercado de internet móvil y faltaba poco para que los clientes se dieran cuenta que WhatsApp ofrecía algo mejor y gratis, siempre contratado una tarifa de datos o con WiFi.
Los operadores se centraron en competir con Blackberry que era el éxito del mercado por esas fechas sin buscar nuevas alternativas. Prefirieron lanzar tarifas de correo más económicas sin incluir navegación, sabiendo que cualquier Smartphone necesita datos para ser realmente útil, por lo que no se adaptaban a las necesidades reales de los clientes.
Los servicios Mail Movistar, Real Mail, Mail Plus o Móvil Mail dejaron de existir casi al mismo ritmo que Blackberry perdio su liderazgo casi para desaparecer del mercado. El foco estaba puesto entre ellos y nadie se fijó en que una aplicación desconocida cambiaría el rumbo del mercado de la telefonía móvil. Todos estaban enfocados más en facturar que en innovar con mejores productos.