Los canales de pago ponen el riesgo a las cadenas privadas.
Las televisiones privadas españolas empiezan a pensar que hacer para recuperar sus ingresos publicitarios. Unos ingresos que se han estancado en los dos principales grupos audiovisuales del país: Mediaset y Atresmedia. Pese a concentrar el grueso de la publicidad de televisión, con el 85% de los anunciantes, la diversidad de canales tiende a mover las audiencias y por tanto la publicidad.
Los nuevos competidores son las empresas de telecomunicaciones, con Movistar a la cabeza, que han incrementado de manera conjunta sus clientes en más de tres millones desde 2014. Y aunque a corto plazo no representan una amenaza real, la caída de ingresos puede agravarse con el paso del tiempo si tenemos en cuenta que un anunciante está dispuesto a pagar allí donde exista audiencia.
Los programas más televisados, ahora de pago.
El deporte es y será siendo por ahora la programación líder en audiencia, con un gran desembolso inicial que se recupera a posteriori con cuotas a los clientes y publicidad. Una publicidad que antes miraba exclusivamente a los canales privados y no de pago, como sucede en la actualidad.
Aunque Atresmedia y Mediaset parecen no estar nerviosos por ahora, el consumo de televisión de pago se irá incrementando progresivamente en los próximos años y de esta forma, los ingresos publicitarios hacia este sector. Pero esto no acaba aquí, existe un segundo inconveniente para los canales privados, la forma de ver la televisión ahora es diferente: cada vez más el propio espectador es el que elige que quiere ver y cuando, en vez de ver lo que están emitiendo en el momento.