Xfera siempre fue un proyecto fantasma que nunca vio la luz.
Ésta es la historia de un operador que pudo ser y no fue. Era marzo del 2000 y una serie de inversores formados por ACS, FCC y el operador finlandés Sonera, ganaba una licencia UMTS en el mercado. Esto pudo haber sido el inicio de Xfera, un operador que nunca llegó a ver la luz y que utilizaría el amarillo y negro como colores corporativos no utilizados en el mercado en ese momento.
Pasaban los años y Xfera no terminaba de arrancar a pesar de tener un plan estratégico y de desarrollo. Por ello el Ministerio de Industria amenazó con retirarle la licencia en varias ocasiones, algo que llevó a la compañía a renovar sus compromisos y sus planes de desligue de redes, pero finalmente volvieron a incumplir su compromiso de salir al mercado en 2006.
TeliaSonera logró salvar a Xfera.
Xfera comenzó a negociar su venta con France Telecom, que finalmente se decantó por comprar Amena y Wanadoo para reconvertirlo en Orange. Posteriormente América Móvil dejó claro que las peticiones de los accionistas eran inviables para una empresa cargada de deudas y sin clientes.
Fue entonces cuando Hutchison, una de las empresas más grandes de China en ese momento, mostró interés por su compra. Pero analizando la situación comprobó que era más rentable empezar de cero que comprar una empresa en crisis sin un plan de negocio definido.
Finalmente Xfera resucitó gracias a TeliaSonera a mediados de 2006, cuando ya nadie apostaba por este operador. Esta compañía con presencia en Suecia y Finlandia, se hizo con el 76,5% de Xfera y en apenas seis meses cambió por completo su estrategia hasta lanzar Yoigo.
Un operador que acabó adaptándose al mercado.
Es cierto, era más viable empezar de cero que comprar una empresa en crisis, pero esta vez la táctica ganó a la lógica y Yoigo supo hacerse un hueco importante en un mercado que parecía saturado ya por 2006. El operador salió al mercado con unas buenas tarifas low cost a sabiendas de que ya existían más líneas que habitantes.
La decisión inicial de lanzar un operador sin tiendas propias, sin subvención de terminales y sin permanencias suponía en aquel entonces una complicada situación de crecimiento. Por lo que poco a poco Yoigo se fue adaptando a las condiciones que exigía el mercado y cambiando sus planes.
A Yoigo le debemos la primera tarifa low cost.
El operador tenía el compromiso de desplegar su red por toda España antes de finalizar 2012. Pero esta inversión se tenía que llevar a cabo con ingresos, por lo que Yoigo lanzó la primera tarifa low cost del mercado. Poco después comenzaron a llegar los primeros operadores virtuales.
La idea de Yoigo era crecer en clientes a toda costa, ya que esto supondría crecer en beneficios y salir de los números rojos. Y fue en Febrero de 2011 cuando con tres millones de clientes, Yoigo comenzó a tener beneficios por primera vez, unos 48 millones frente a la pérdida de 50 millones de euros que el operador tuvo en 2010.
Decisiones criticadas por sus clientes.
El hecho de conseguir clientes con beneficio a toda costa llevó al operador a lanzar la primera tarifa prepago con consumo mínimo de 6 euros, algo que fue muy criticado entre los clientes. También fue criticada su primera Tarifa del 6, con un consumo mínimo de 25 euros que el operador mostraba en letra pequeña a pesar de nacer como operador claro, sin letra pequeña.
Yoigo, las prisas nunca fueron buenas.
El operador nació en prácticamente 150 días. Yoigo lanzó al mercado dos tarifas cuando el Ministerio de Industria solicitaba un mínimo de cuatro. Por ello decidió lanzar dos tarifas fantasmas, disponibles en su web pero difíciles de contratar, no tenían visibilidad. Esto se solucionó meses después con el lanzamiento de la Tarifa del ocho y la Tarifa del cero.
Tiempo después Yoigo tuvo que limitar a una hora diaria los minutos entre móviles Yoigo en su tarifa del cero, por uso fraudulento de la misma. Según indicaba el propio operador: «Existen clientes que llaman hasta 14 horas al día a otros móviles Yoigo».
Poca previsión de éxito, el mayor error de Yoigo.
Pero sin duda su error más destacado fue la poca previsión de éxito en su lanzamiento. En plena campaña navideña el operador invirtió 8 millones de euros en una excelente campaña publicitaria, saturando las peticiones de alta. Esto conllevó retrasos de hasta quince días en las gestiones. Yoigo se excusó diciendo que se habían triplicado sus previsiones.
Estos problemas de logística no pasaron desapercibidos ya que hubo clientes que portaron su línea a Yoigo y una vez realizada la portabilidad, no recibieron el terminal hasta una semana después. Pasaron unos cuantos meses hasta que Yoigo pudo hacer frente a toda la demanda recibida.
TeliaSonera vendió Yoigo en 2016 por 600 millones.
Con el trabajo bien hecho, TeliaSonera logró llevar a Yoigo a lo más alto del mercado hasta que finalmente vendió su parte al Grupo MásMóvil en Octubre de 2016 por 612 millones de euros. En juego estaban 4,2 millones de clientes y un operador con infraestructura y tiendas propias.