El sector espacial está viviendo un nuevo paradigma donde los tamaños, costes y tiempos se están reduciendo y hace posible llegar a más gente.
Sateliot, el operador de telecomunicaciones satelital que dotará de conectividad global y continua a todos los elementos que compondrán el universo del internet de las cosas, apuesta ante la industria espacial y de telecomunicaciones por la tecnología de nanosatélites para hacer posible la democratización del 5G en cualquier rincón del planeta.
Sateliot es el primer operador de telecomunicaciones satelital que dotará de conectividad global bajo el protocolo 5G.
La compañía, que lanzará a partir del próximo año su constelación de nanosatélites LEO para ofrecer un servicio de IoT global y masivo, ha participado en los últimos días junto a firmas de operadores móviles, fabricantes de equipos de red o gigantes de la industria espacial en las reuniones del nuevo estándar 5G con el objetivo de consensuar la integración de las redes por satélite.
Y es que el sector espacial está viviendo un nuevo paradigma donde tamaños, costes y tiempos se están reduciendo dando lugar a una auténtica democratización del espacio, con ciclos de innovación más competitivos y más posibilidades de desplegar no uno sino decenas o cientos de satélites de forma progresiva para dar servicios a escala global.
Solo en españa en 2019 este sector movió cerca de 1.000 millones de euros y aportó el 0,5% al PIB nacional.
De modo que en la definición de los estándares es importante tener en cuenta que, si antes solo daban servicios los grandes satélites geoestacionarios del tamaño de un autobús, desarrollados durante décadas y con precios entre los 100 y 500 millones, ahora es posible ofrecer multitud de servicios a través de satélites del tamaño de un microondas, desarrollados en cuestión de meses y con precios entre 1 y 5 millones.
Precisamente esta revolución es la que lleva a Sateliot a implementar su modelo de negocio y a proponer su servicio de roaming a los operadores de telecomunicaciones, ofreciéndoles la capacidad de sus nanosatélites, que actúan como torres de telecomunicaciones desde el espacio, como una extensión de cobertura allá donde las redes terrenales no llegan.